Anécdota sobre las ladillas y otras vergüenzas
Ladillas, recuerdo la primera vez que oí hablar sobre ellas. Corrían los años 70´s del siglo pasado y yo era un joven adolescente en plena efervescencia hormonal.
Un compañero de escuela me contaba entre susurros a mitad de clase la increíble aventura que había tenido la tarde anterior.
Resultaba que tras salir de clase, quedó con dos amigas del barrio para experimentar sus primeros escarceos en el prohibido mundo de las relaciones sexuales.
Yo, con cara incrédula le pregunté:
¿Y qué hicisteis?
Me contó con todo lujo de detalles, todas las cosas que yo solo había visto en revistas para adultos, quedando completamente fascinado al descubrir un nuevo mundo para mí.
Por esa época yo era un chaval adolescente con 12 o 13 años de edad, siendo por constitución o herencia completamente barbilampiño en todo mi cuerpo.
Sin embargo, mi compañero de escuela, ya apuntaba a ser un perfecto osito. Tenía bello corporal tanto en brazos, piernas y pecho. También se le veían unos buenos matojos de pelos tanto en axilas como en la entrepierna.
Terminó por convencerme para que esa misma tarde, fuéramos para quedar con las dos amigas y que yo también disfrutara de tan increíble experiencia.
Total, no voy a entrar en detalles pero mi vida cambió a partir de ese momento.
¿Y que tiene que ver esto con las ladillas?
¡No te impacientes que sigo contándote!
Solo comentaré que las dos amigas en cuestión, tenían un par de años más que nosotros y estaban completamente desarrolladas en todos los detalles íntimos de su fisionomía.
Una en especial, contaba con un exuberante y frondoso bello púbico.
Pasaron las vacaciones de Semana Santa y no volví a ver a mi compañero de colegio ni a las dos venus idolatradas por mí.
En cuanto llegué a clase al lunes siguiente, busqué como loco a mi amigo para preguntarle cuando íbamos a quedar con ellas nuevamente.
Me miró todo compungido y exclamó:
¡Calla, ni las nombres!
¿Que pasa? le pregunté.
¡Pues que me han pegado ladillas! y me preguntó: ¿A tí no?
¿Y eso que es? le solté con toda mi ignorancia.
¡Pues unos bichitos como los piojos, pero ahí abajo! me dijo señalando la entrepierna.
Estuve todo el recreo escondido en los baños, inspeccionando hasta el último pliegue de la piel, para ver si descubría algún bichito chupando en mis partes íntimas.
Pero no, a mí no se me habían contagiado. Respiré aliviado, y me juré no volver a hacer nada con una mujer. Por supuesto, duró poco la promesa, je,je.

¿Qué son las ladillas?
La ladilla o piojo púbico, es un insecto ectoparásito (que parasita fuera del cuerpo) cuyo nombre científico es Pthirus pubis.
Mide entre 1-3 mm de longitud, casi redondo, achatado y de color amarillento. La infestación por ladillas se denomina ftiriasis.
Los estudios genéticos más recientes, indican que la ladilla o piojo del pubis se relaciona con el piojo endémico del gorila, Pthirus gorillae, y que pudo haber pasado a los homínidos tempranos desde los ancestros de los gorilas, hace varios millones de años.
Hasta ahora se pensaba que habían divergido en el propio ser humano.
Nos acompañan desde los albores de la humanidad, y hasta fecha de hoy, siguen siendo uno de los parásitos externos más difundidos por todo el mundo.

¿Por qué se producen?
Una de las mayores vías de transmisión se realiza en la mayoría de los casos por contacto sexual, aunque también en ocasiones puede ocurrir al usar prendas que han estado expuestas al contacto de algún portador.
No solamente se dan en la región púbica, también pueden situarse en el cabello, las cejas, las pestañas y el vello axilar y corporal (del pecho o de piernas y brazos, por ejemplo).
Unos pequeños puntos blancos que están pegados al pelo cerca de la piel, suelen delatar la presencia de sus huevos.
El período de incubación de los huevos es de seis a ocho días. En otros idiomas suele denominarse literalmente ‘piojo del pubis’ o ‘piojo púbico’.
A diferencia del piojo de la cabeza, son lentas moviéndose, avanzando cada día aproximadamente de uno a diez centímetros.
Se estima que hay más de 1 millón de casos cada año. Las personas que tienen más relaciones sexuales con diferentes personas corren un riesgo más alto de contraer piojos púbicos.

¿Cómo saber si las tengo?
La principal consecuencia de estar infectado de ladillas, es la continua desazón que sufre el afectado.
Las ladillas se alimentan de sangre por lo menos cincuenta veces al día, lo que ocasiona un prurito muy molesto que puede hacer que el infectado se rasque provocando irritación e infección de la piel.
Su ciclo vital es muy activo, y cada cinco días aproximadamente, la hembra pone entre diez y quince huevos blancos (las liendres), que tardan una semana en incubar.
Su movimiento es extremadamente lento, por lo que cada día se pueden mover aproximadamente la distancia de un centímetro.
Es claramente indicativo el rastro que dejan en la ropa interior, en la que suelen aparecer unas manchas de color marrón/rojizo debido a las pequeñas gotas de sangre de las picaduras.
Hay que tener en cuenta que en algunos individuos, la infestación es asintomática o se manifiesta de forma sutil, por lo que pueden transmitir el parásito al no saber que lo poseen.

¿Cómo se eliminan?
En el mercado existen cremas, champús y lociones que contienen hexacloruro de benceno gamma o permetrina y que son igualmente eficaces mientras se usen correctamente.
Aunque está demostrado que el parásito vive poco tiempo separado del cuerpo, es conveniente cambiar sábanas, toallas y ropas para evitar la reinfestación cruzada.
Es recomendable encerrar en bolsas aisladas toda la ropa y sábanas recién usadas antes de aplicar el tratamiento para que los liendres no sobrevivan.
Debe de lavarse a temperaturas altas, y a ser posible, utilizar luego la secadora a más de 65 grados centígrados.
A los sujetos diagnosticados de ladillas, se les recomienda comentar su infestación con sus parejas sexuales con objeto de frenar epidemias.
La reinfestación puede suscitarse, ya que una vez que las ladillas han sido separadas del cuerpo, pueden sobrevivir hasta 24 horas, mientras que los huevos o liendres hasta seis días, por lo que una vez curado se debe repetir el tratamiento de 7 a 10 días.
después para eliminar los huevos que hayan quedado, ya que en 7 a 10 días se convierten en ladillas.
Por esta razón se debe desinfectar una semana después de la primera limpieza.

¿Cómo prevenir las ladillas?
El uso de preservativos no evita el contagio de piojos púbicos o ladillas.
La mejor manera de evitar sufrir un contagio de ladillas, es la de asegurarse de que la pareja con la que se mantienen relaciones sexuales, no esté infectada de este parásito.
Una vez que el parásito está fuera del cuerpo humano, no es capaz de sobrevivir por sí mismo durante un largo periodo de tiempo.
No obstante, es conveniente no usar ropa o sábanas de otras personas.
La mejor forma de prevenir el contagio de ladillas o piojos púbicos es la prevención, ser cautos a la hora de mantener relaciones con personas desconocidas y extremar la higiene genital antes y después del contacto.
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