La omnipresente lejía nuestra de cada día
Es conocida en la actualidad como lejía, aunque también es llamada (según la zona) hipoclorito de sodio, blanqueador, agua de lavandina, clarasol, agua de javel y un largo etcétera.
Se compone de hipoclorito de sodio disuelto en agua.
Se conoce desde hace ya más de dos siglos, primero como hipoclorito de potasio y posteriormente como hipoclorito de calcio en polvo.
Inicios de su uso
En sus inicios, su uso se limitó a la mera función como desinfectante, pero con el transcurso de los años, se le fueron atribuyendo otras cualidades antisépticas como la desinfección del material e instrumental quirúrgico de campaña en las guerras de los siglos XIX y XX.
En 1897, la lejía se utilizó por primera vez para desinfectar el agua que se bebía y combatir una epidemia de tifus en el Reino Unido.
Además su uso se amplía al campo terapéutico en 1900, cuando Henry Drysdale Dakin desarrolló la llamada “Solución de Dakin”.
Un antiséptico que se utilizó masivamente en la primera guerra mundial para limpiar las heridas, que no era más que hipoclorito de sodio diluido.
Más, aunque se sabía del gran poder antiséptico que poseía la lejía, nadie hasta el momento se había molestado en investigar cómo funcionaba.
Descifrar cuál era el secreto que escondía la lejía como antiséptico universal, cómo mataba a los microorganismos.
¿Cómo funciona?
En la actualidad, unos investigadores de la Universidad de Michigan encabezados por Ursula Jakob, han desvelado los detalles del proceso mediante el cual la lejía realiza este truco.
La esencia primordial del proceso parece residir en cómo el hipoclorito de sodio ataca a ciertas proteínas bacterianas.
Resulta increíble reconocer el hecho de que algo tan simple y básico, sea la panacea para la eliminación de la mayoría de los microorganismos patógenos.
que tras décadas de investigación y desarrollo de productos desinfectantes y métodos carísimos de asepsias, se hayan encontrado muchas armas y aliados, pero pocos tan simples como la LEJÍA.
Gracias a este producto se puede desinfectar las superficies de la cocina, los trapos, esponjas y desagües y se puede evitar la transmisión de bacterias como la salmonela.

Además, su uso en la limpieza de conductos de aire puede ayudar a evitar la propagación de la legionela.
El hipoclorito de sodio ayuda a eliminar los restos de suciedad, malos olores y manchas de moho que suelen aparecer en estas zonas húmedas.
Previene la aparición de alergias
Esto ayuda también a la prevención de alergias, puesto que las esporas desprendidas por el moho pueden exacerbar brotes de asma y otras enfermedades respiratorias, especialmente en niños.
Por su bajo coste y efectividad, la LEJÍA es el método más económico para controlar estas infecciones.
Se trata, sin duda, del desinfectante más eficaz y asequible que actúa sobre todo tipo de gérmenes, bacterias, virus u hongos.
Y todo lo dicho es válido también para nuestras mascotas, para la limpieza de sus bebederos y la desinfección de sus zonas e instalaciones habituales, aunque pueda suponer también un peligro por su fuerte olor o su ingesta accidental.

Eficaz contra la parvovirosis canina
Pero hay más, existe un virus muy resistente, amenazante, y que puede atacar (con mayor frecuencia a los cachorros), produciendo una enfermedad grave y mortal : la Parvovirosis.
Este imparable virus, hace estragos en colectivos de acogida y perreras.
La mayor parte de los cachorros que llegan a ellos están infectados de parvovirus y más del 50% fallecen a los pocos días.
También puede afectar a perros adultos porque, a causa de la crisis, hay personas que no vacunan a sus mascotas, con el peligro que esto implica para todos.
Resulta asombroso el saber que el mejor antídoto contra el parvovirus es precisamente la LEJÍA.
Forma parte de la mezcla con suero, glucosa, vitaminas, etc. que inyectan vía intravenosa a los cachorros afectados.
Y es vital también para evitar la propagación e infección de otros perros.
El parvovirus es terriblemente resistente
Puede permanecer activo en suelos contaminados por material fecal infectado, hasta después de un año.
No puede ser eliminado por los desinfectantes y detergentes que se compran en el mercado. Solo el uso de la lejía se ha demostrado que resulta eficaz.
En este artículo encontrarás información muy interesante sobre otra gran amenaza que ronda a nuestros perros, ¡incluso a nosotros mismos! Los quistes hidatídicos.
Así que recuerda:
Cuando entres a un local o instalaciones en el que detectes ese inconfundible olor a lejía, estás de enhorabuena.
Es señal de que acabas de entrar en el cielo de la limpieza sin mácula, y sobre todo, sin bacterias, virus ni demás inquilinos no deseados.
Puedes informarte a fondo sobre los beneficios de la lejía siguiendo este enlace a la wikipedia:
https://es.wikipedia.org/wiki/Lej%C3%ADa
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